El estadio Héroe de Nacozari

Nos pasaron muchas cosas, asaltos por la mañana en los campitos de la sauceda, me quedé ronco de tanto gritar en un partido de fut de mujeres y cuando me tocó ser el maestro de ceremonias y entregar el trofeo al primer lugar de la final de fut varonil ni me salía la voz, pero en fin, fueron días divertidos.

La ceremonia de clausura se vivió a lo grande. De mi Caborca tengo escasos recuerdos del estadio de futbol que sólo visité un par de veces, he ido a algunos eventos al estadio de beis allá de esos típicos de finalización de los desfiles del 20 de noviembre, pero nunca fuimos aficionados a ir a ver un partido.
Tal vez fue por todo eso que me sorprendió tanto el ambiente que se vivió en esa clausura, que en realidad no me acuerdo si era el de clausura o inauguración.

Pero el caso es que había mucha gente entre alumnos del ITH y todos los demás alumnos que nos visitaban de todos los estados de la república. Algunos sostenían cartulinas de colores con las que de forma bien organizada generaban imágenes distintas que se distinguían desde las gradas del otro lado de la cancha. La música a todo volúmen, la gente gritando, cohetes, ¡todo!

Recuerdo bien que cuando se empezó a escuchar el Himno Nacional se me puso la piel chinita; escuchar a tantas personas corearlo al unísono me llegó machin.

Desde entonces me he prometido a mi mismo que algún día iré a algún partido importante o a alguna competencia de cualquier disciplina para vivir a mayor escala lo que aconteció ese día en el Héroe de Nacozari.

Hace unos días leía en noticias y veía en twitter que los mexicanos están ganando muchas medallas en los juegos panamericanos de este año y me llena de emoción escuchar el himno de nosotros en otros países identificando a personas excepcionales en sus disciplinas siendo reconocidos por sus logros gracias a su gran esfuerzo como deportistas. Si estando de el otro lado de la pantalla casi lloro al ser testigo de eso, ya me imagino estando ahí en persona, QUE CHINGÓN!